¿Por qué se representa siempre a San Judas con una imagen del rostro de Cristo en su pecho?

San Judas suele ser presentado como un hombre barbudo parecido a Jesucristo. Tal representación sólo tiene sentido si se tiene en cuenta que era primo hermano del Señor. Agradecemos esta información al antiguo Padre de la Iglesia, Papías de Hierápolis (c. 70-163 d.C.). Judas era hermano de Santiago el Menor, un Apóstol, y la madre de ambos era María de Cleofás (a veces deletreada como Clopas). María de Cleofás estuvo presente al pie de la Cruz mientras Cristo sufría su crucifixión (Juan 19:25), y Papías nos informa de que era hermana de la Santísima Virgen María.

Sin embargo, ciertos atributos y rasgos iconográficos lo distinguen del Señor. Judas suele sostener un garrote o un hacha (los dos instrumentos de su martirio), un pergamino (o libro) y una pluma, que representan su epístola del Nuevo Testamento. También se le suele representar con una pequeña llama sobre la cabeza, que denota su poder de intercesión.

Saint Jude laying his arm on King Abgar and healing him

Casi todas las imágenes de Judas lo representan vistiendo (o portando) un paño o medallón con el rostro de Jesús. La antigua historia de la Imagen de Edesa inspira esta representación.

El historiador cristiano del siglo IV, Eusebio de Cesarea (c. 260 -339), es el primero en relatarlo. Según él, el Rey pagano de Edesa, Abgar V, al enterarse del poder milagroso de Jesús, le envió una carta pidiéndole que fuera a curarle de una terrible enfermedad. En su respuesta escrita, el Señor rechazó la invitación, pero prometió a Abgar que enviaría a alguien para curarlo en su nombre.

Bienaventurados los que habéis creído en mí sin verme. Pero respecto a lo que me has escrito, para que yo venga a ti, es necesario que cumpla todas las cosas aquí por las cuales he sido enviado, y después que las haya cumplido, para ser elevado de nuevo al que me envió. Pero después de que yo haya sido elevado, te enviaré uno de mis discípulos, que sanará tu enfermedad y te dará vida a a ti y a los tuyos.

Eusebio afirma que examinó las cartas reales guardadas en los archivos de la ciudad. Otros autores antiguos y testigos oculares corroboran su existencia. Por desgracia, las cartas no han sobrevivido al paso del tiempo. Después de Pentecostés, el Señor envió a Judas a curar a Abgar. Eusebio continúa:

Cuando Tadeo llegó a Abgar, se le apareció una gran visión en el rostro del apóstol Tadeo. Cuando Abgar la vio, se postró ante Tadeo, mientras todos los que estaban alrededor se asombraban, pues no veían la visión, que se le apareció sólo a Abgar.

Tadeo dijo: “Porque has creído poderosamente en El que me envió, fui enviado a ti. Por tanto, pongo mi mano sobre ti en Su nombre”. Y cuando lo hizo, Abgar quedó inmediatamente curado de su enfermedad y sufrimiento.

Otros autores señalan que el Señor presionó su rostro contra un paño, momento en el que su imagen sagrada quedó milagrosamente impresa en él. El Señor se la envió a Abgar junto con Su respuesta. Muchos relatos antiguos atestiguan que Abgar y la mayoría de los que estaban bajo su gobierno se curaron y se convirtieron al Cristianismo. La imagen llegó a ser conocida como la milagrosa Imagen de Edesa o, para los Cristianos Ortodoxos, el Santo Mandylion, que el Ritual Bizantino llama “la imagen no hecha por manos humanas”. A raíz de la sanación de Abgar, Judas quedó vinculado a ella para siempre.

Eubeo de Cesarea

Múltiples autores antiguos declararon haber visto las cartas intercambiadas entre Cristo y el rey Abgar.

La Imagen de Edesa fue la primera imagen milagrosa del Señor, anterior al Velo de Verónica y a la Sábana Santa de Turín.

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