¿Rezar a los Santos?
¿Por qué rezar a los santos?
¿Por qué no dirigirse directamente a Dios?
Los protestantes suelen criticar la práctica católica y ortodoxa de rezar a los santos. Esta crítica, sin embargo, proviene de un malentendido de lo que significa “rezar”. Como confirma cualquier diccionario, “rezar” significa “pedir”. No significa “adorar”. Católicos, Cristianos Ortodoxos y Protestantes coinciden en que la adoración sólo se debe a Dios. Shakespeare utilizó la palabra prithee a lo largo de sus obras, una contracción de la frase “te ruego” y equivalente a “te pido”. En el Acto 3, Escena 4 de Macbeth, por ejemplo, Macbeth “reza” a Lady Macbeth cuando le pide que mire al fantasma que aparece de repente: “¡Prithee, mira allí! Mira!”
En sus epístolas, Pablo pide a sus destinatarios que recen por él (p. ej., 2 Tesalonicenses3:1-2; Filipenses 1:19; Romanos 15:30). No consideraba que sus oraciones fueran innecesarias, ni que bastara con orar por sí mismo. La pregunta lógica es, ¿por qué esta intercesión de un Cristiano por otro debe detenerse en la muerte? Todos los Cristianos creen que la muerte es el nacimiento a la gloria para los que mueren en la amistad de Dios. Los Católicos y los Cristianos Ortodoxos, sin embargo, consideran absurdo que los que viven en la gloria eterna posean menos poder y capacidad que durante su existencia terrenal. ¿Cómo podrían los santos carecer en el Cielo de un poder del que gozaban en la tierra?
Rezar a los santos es santo, pues afirma que la gracia de Dios es transformadora en quienes son santos en Él, una transformación que ni siquiera la muerte impide (1 Corintios 15:21-22).
Los Católicos y los Cristianos Ortodoxos rezan a los santos porque entienden que pertenecen a una familia que se preocupa e interviene por ellos como “miembros del cuerpo de Cristo” (1 Corintios 12:27, Romanos 12:5, Efesios 5:30), los santos interceden y obtienen la gracia para nosotros como colaboradores de Cristo, como acción de su cuerpo místico. Cuando los santos nos ayudan, es Cristo quien lo hace a través de su intercesión.